UNA GOTA DE AMOR PUEDE CURAR UN MAR DE TRISTEZA
Así sucede si alguna vez lo intentas, una pequeña muestra de afecto hacia alguien que esté librando una batalla silenciosa hará que en su mundo se encienda una luz de esperanza, los pequeños detalles hechos de corazón pueden sanar las más grandes tristezas.
Para ti, que el dolor del ausente ocupa todo tu imaginario. Para ti, que pasaste la vida pensando que algo tan cruel no se acercará a tu vida divina. Para ti, que no necesitas ninguna dura lección para abrir el corazón porque ya vivías para los demás, para los vivos, y ahora te ha tocado vivir también para los muertos. No olvides vivir para ti, beber cada abrazo y caricia, que no te devolverán lo que más deseas, pero te ayudarán a perdonarte, a quererte una gotita más.
Siente tu falta de fuerzas para entender mis palabras, tu falta de esperanza para entender tu fría circulación. Y no lo identifiques sólo contigo, porque es mío también, y de todos los que hemos tenido que despedirnos de una rutina feliz, anclada en la seguridad del amor y la protección, en el vigor de unos sentimientos auténticos. Nada ni nadie iba a poder con eso.Y ahora sabemos que hay un monstruo que puede con todo lo genuino, como los terremotos arrasan con siglos de esfuerzo, arte, fraternidad y dedicación colectiva.
Pero al monstruo se le ha de sedar, hay que atreverse a mirarle a los ojos y enseñarle nuestro modesto cuentagotas. Beber delante de él las gotas que los vivos nos han concedido, y si tenemos paciencia, si no acabamos estampando contra el suelo el minúsculo botecito, veremos al monstruo entornar los párpados. El final de su sedación es el principio de nuestra liberación.